Me gustaría hacer un reconocimiento a la labor de todas las profesiones de apoyo emocional y psicológico que han puesto un granito de arena apoyando a la población a atravesar la pandemia del COVID-19 y a recuperar el equilibrio emocional de los afectados.
Quisiera mostrar mi aprobación, a los que han decidido realizar iniciativas de apoyo a la población en respuesta a la responsabilidad profesional que le debemos a la sociedad.
Con este mensaje quiero hacer mención a los Coach, los Counsellings, personal preparado para Brindar Primeros Auxilios Psicológicos, Psicólogos, Psiquiatras, psicoterapeutas de todas las ramas existentes como los Gestaltistas, los Cognitivistas, los Conductistas, los Cognitivo-conductuales, Humanistas, Positivistas, Los sistémicos, Terapeutas de tercera generación, Terapeutas de MindFullness, Logoterapistas, Terapistas de aceptación y compromiso, EMDR, y cualquier otra vertiente que se me haya escapado de esta lista.
Como también quisiera hacer un reconocimiento a las ONG, los grupos de voluntariado, los centros religiosos, Iglesias, Mezquitas y Sinagogas, por sus iniciativas y apoyo a los más necesitados.
Considero que es un momento donde no debe ser excluida ninguna ayuda, desde vecinos, familiares, compañeros de trabajo y amigos, todos escucha y compañía tiene un valor enorme en estos momentos.
No consideramos irresponsable o inoportuno el apoyo venga de donde venga, por el contrario, es valiosísimo y necesario.
Si una persona tiene necesidades de un profesional de la salud mental, considero que la población general tiene las herramientas para identificar el alcance de su ayuda y derivar a un especialistas cuando el apoyo que puedan brindar queda escaso a la necesidad de la persona.
He podido observar algunas posturas de especialistas que han decidido catalogar de intrusionistas, a personal calificado y no calificado para el apoyo de las personas. Mi opinión es que todo el mundo está calificado para brindar apoyo.
Siguiendo esta línea, me gustaría dejarle a la población general una breve guía para identificar cuando derivar a un especialista.
En primero lugar, hay que identificar los motivos por los que una persona puede estar atravesando una crisis emocional durante el COVID-19, estos pueden ser:
1. Separación de familiares por motivos de confinamiento.
2. Pérdidas, como puede ser la libertad de salir de casa o perder el trabajo (desempleo).
3. Muerte de un familiar o conocido.
4. Contagiarse del COVID-19.
5. Miedo a contagiarse del COVID-19.
El riesgo de una crisis emocional, podemos llamarla clínicamente trastorno adaptativo, es que tenga una evolución desfavorable y se convierta en un trastorno que requiera mayor atención.
Si bien una crisis como esta, puede desencadenar un duelo patológico, un trastorno de pánico, una depresión mayor, un trastorno de angustia generalizada, aumento de niveles de ansiedad en personas con trastornos obsesivo compulsivo, un aumento de ideas fijas y elevación de ansiedad en personas hipocondriacas, También puede llevar a desencadenar núcleos psicóticos y producir la aparición de los primeros episodios psicóticos agudos.
Es por ello que es necesario identificar las 3 características principales de una crisis:
· Es repentina.
· Es inesperada.
· Es urgente.
Es bueno que la población general conozca que los pacientes pueden ser remitidos a diferentes especialistas dependiendo de su condición.
Psiquiatra o psicólogo cuando tienen intentos o ideación suicida, y aquellos que tengan síntomas severos y persistentes, como insomnio, pérdida del apetito y aislamiento; y trabajadores sociales cuando presentan una disfuncionalidad familiar moderada o severa y cuando no existan redes de apoyo.
Fuera de estos criterios de inclusión, el apoyo emocional es bienvenido y muy necesario.