¿Será la decisión correcta? ¿Me irá bien en otro país? ¿Qué será de mi familia? ¿Conseguiré trabajo? ¿Me gustará la gente de ese país? ¿Me adaptaré al idioma? ¿Seré aceptado? ¿Mi curriculum será reconocido? ¿Me gustará su comida? Estas entre muchas otras preguntas son las que nos hacemos cuando tenemos enfrente la posibilidad de migrar.
Lo primero que hay que saber es que migrar implica un duelo, sin embargo, cuando vemos la cantidad de preguntas que nos hacemos, nos queda claro que no es un duelo único, por el contrario es múltiple, iniciando en su planificación y continuando una vez realizada. Con una característica importante, similar a una ruptura de pareja, en el duelo migratorio la pérdida no es irreversible, siempre existe la posibilidad de volver al punto de partida y en la mayoría de los casos se mantienen lazos directos con personas cercanas que no migraron.
El retorno como posibilidad, se convierte en compañero de nuestros pensamientos, por lo cual el duelo nos lleva a confrontar deseos ambivalentes.
La ambivalencia es el encuentro de dos deseos de direcciones opuestas que se enfrentan simultáneamente sobre una misma situación, en este caso a cada aspecto presente en el duelo migratorio.
Es un estado difícil de tolerar, debido a que produce la sensación de no poder mantener una coherencia interna en las decisiones que tomamos. Esto no solo produce un estado de malestar, sino que también transita el riesgo de tomar decisiones impulsivas sin poder evaluarlas adecuadamente.
Discriminar la ambivalencia es fundamental en estos casos, si queremos adaptarnos adecuadamente a la decisión que tomemos. En primer lugar, el trabajo consiste en hacer consiente que existen sentimientos encontrados, si no nos percatamos de ellos simplemente pasan a ser acompañantes silenciosos que producen un efecto en la emocionalidad.
En segundo lugar no temer sentirse incongruente, la ambivalencia es un estado natural, mantener la coherencia interna es posible cuando vemos todas las caras de la moneda, por el contrario cuando es invisible a nuestros ojos las posibilidades de actuar contradictoriamente es mucho mayor.
¿Frente a qué aspectos debemos enfocar nuestra atención y discriminar la ambivalencia, al tomar la decisión de migrar o regresar a nuestro país de origen? Debemos sincerarnos con respecto a lo que sentimos frente a los duelos migratorios como lo son la familia, las amistades, el trabajo, la cultura, entre otros.
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